Me lo estoy pasando bomba con las memorias de Duke Ellington, titulada de manera un tanto cursi La música es mi amante. El señor Duke habla de los personajes que conoció en toda una vida de pianista, sus amigos, sus mentores, sus maestros, sus ambientes. Uno sólo puede sentir emvidia por un tiempo que a lo mejor hemos divinizado; pero, que quireren que uno haga, se me ponen los dientes largos con tanto concierto, tanta jam, bebidas, humo y horas intempestivas. Por encima de todo eso, que es el mito del jazz, están unos músicos que sólo supieron trabajar y trabajar. Eso es la música, además de lo que viene después, peor sin trabajo, y cuando se habla de trabajo en música siempre es trabajo duro, muy duro. El bueno de Duke es la referencia, el compositor más destacado por todos. Miles Davis decía que una vez al año los músicos de jazz deberían reunirse y agradecer juntos a Duke su aportación. Además, era un tipo formidable, que tan pronto era amigo de Orson Welles como de Sinatra, a quien destaca en su libro por lo mucho que hizo por la integración racial. Lectura recomendada.
jueves, mayo 14
miércoles, mayo 13
SANTUARIO: EL ZOCO
Hace poco escuchaba en vivo y en directo a un eurodiputado definir las instituciones europeas como un zoco de intereses. Lo suscribo, y además me viene a confirmar que acerté cuando voté no a que la Unión Europea fuera un zoco de intereses. Las posibilidades de que el sujeto político continental sea otra cosa que ese mercado se van acabando, una vez que la República Checa ha entrado al trapo, y una vez que sólo queda una artimaña política para corregir el no que el pueblo irlandés dijo alto y claro. Desde luego, si la idea de democracia que tienen en Bruselas es pasarse el resultado de un referéndum por el arco de triunfo, allá ellos. Me suena esta canción no a unos políticos que repiten sus mismos errores pasados, sino a la voluntad clara de mantener un marco desde el que poder legislar sin los corsés del escenario nacional, que es más próximo, más transparente, y lo que hace el gobierno de turno se sabe. En Bruselas, en cambio, es fácil que un grupo de diputados se reúna con un grupo de empresas con especial interés en que una ley se dicte de tal o cual forma, ignorando que se gobierna para los ciudadanos -creo-, y no para grupos de poder. Grupos de esos que llaman lobbies, y que en mi opinión tienen dudoso encaje en la formulación de una sociedad civil e igualitaria. En cualquier caso, nadie dudará que todas estas maniobras que ocurren a diario en las instituciones europeas pasan desapercibidas para el ciudadano medio, que bastante tiene con soportar a los gobernantes en sus parlamentos y cámaras. Sí, Europa provoca bostezo, sopor, quizá porque quienes la han dirigido en estos años han podido nadar a gusto en el nuevo mar político, alejados de la publicidad a la que se somete la actualidad cercana de cada municipio, de cada región y país. Lejos de ser un aspecto a cambiar, para quienes han confeccionado esta Europa el desinterés de la ciudadanía por sus asuntos es la mejor bendición, la actitud ideal para hacer y deshacer. Ojalá las elecciones del próximo 7 de junio signifiquen un toque de atención a los ingenieros de la UE. Intuyo que una baja participación no será para ellos motivo de preocupación. Acudirán a aquello de «no hemos sabido explicarnos». Es el argumento de siempre cuando la realidad les da la espalda.
Publicado en La Tribuna de Albacete, el 9/5/2009
martes, mayo 12
SIT TERRA TIBI LEVIS, O SECCIÓN DE OBITUARIOS: ANTONIO VEGA (1957-2009)

Sol mayor, la mayor, sí menor, y mí menor. Eran los acordes con los que empezaba Lucha de Gigantes, una canción que siempre ha sido de mis preferidas en castellano. Quizá porque el subconsciente la asocia a un momento concreto, a los buenos tiempos de vivir en un piso pequeño del centro histórico de Salerno. Con la canción aprendí yo a poner la posición del Sí menor, (aunque se puede cambiar por Re mayor, y no varía mucho) en unos días en que no teníamos televisión ni dinero, pero sí las guitarras a mano para tocar mal y poco -lo que sabíamos- y algún euro suelto con el que comprar vino lambrusco barato para provocarnos la resaca que tanto nos acompañó en aquél año de estudios. Hay otros nombres, canciones y libros que se asocian a lugares y tiempos ya pasados. Supongo que, poco a poco, los autores de nuestra memoria colectiva se nos irán muriendo, hasta que la colección de favoritas pertenezca a señores que parecerán decir sus coplas con voces de ultratumba. Espero ir acumulando sus decesos en esta sección, la de obituarios, que inaugura el señor Vega, y que se titula con la traducción de la inscripción que se colocaba en las tumbas romanas: STTL, Que la tierra te sea leve. Bueno, es un deseo también para Antonio Vega, aunque acabo de leer que lo van a incinerar. Que el fuego le sea leve, por tanto, y hasta siempre.
lunes, mayo 11
MÚSICA: MY FAVOURITE THINGS (I)

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